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Soler deshiela al Valencia

Su gol le da la victoria al Valencia, que llevaba ocho jornada sin ganar, en un partido en el que dominó al Valladolid, que estrelló el empate en el poste en el último minuto

Soler celebra el gol que dio la victoria al Valencia en Pucela.

Sin complejos, con personalidad y desprendidos de la sensación lánguida y derrotista que le viene acompañando. Brotes verdes del Valencia aparecieron sobre la nieve de Pucela, como si el frío le hubiera revitalizado en su escalada. Ocho jornada sin ganar pesaban y de un plumazo le sacudió Carlos Soler de la carga. Gayà lo encontró y le sirvió una pelota que, de seco disparo, acabó siendo el gol de la victoria. Los dos capitanes emergen de nuevo al rescate y en ellos se ha de apoyar Javi Gracia.

La sensación térmica de -7 grados no amilanó al Valencia, que exigió al Valladolid más de lo que esperaba. El coqueteo con el descenso que vive el equipo no permitía más tropiezos ahora que la temporada roza su ecuador. Los puntos en Pucela eran tan vitales que nadie se quejó ni de los cambios en el plan de viaje ni del horario ni del frío. Había que jugar y ganar.

Aunque el primer aviso lo dio Roque Mesa en el arranque, fueron los valencianistas los que se acercaban a menudo a Masip. Hasta 11 veces en los primeros 45 minutos. No vivía tan cerca del gol desde abril de 2019, cuando vivía en la gloria. Ahora el registro solo sirve para mantener la esperanza.

Gayà se convirtió, de nuevo, en un arma de ataque que desquició a Luis Pérez, desconcertado entre perseguir a Cheryshev o esperar al internacional. El capitán lleva meses convertido en un carrilero de antaño, de línea de fondo y centro perfecto al área. El primer no lo cazó Wass, pero llegaron más.

Tampoco supo Sergio cómo hacer que su equipo contuviera a Kang In, moviéndose entre líneas afinando una conexión con Maxi que no se dio. El Valencia, sin sufrir en defensa, estaba ante el partido más cómodo de la temporada. Faltaba el gol, que evitó Masip en una parada de mérito. El rechazo a un zurdazo de Gayà que se estrelló en el palo y se convirtió en un obús de Soler que la manopla del portero despejó.

Despertó el Valladolid tras el descanso y encontró el talón de Aquiles de los valencianistas: sus lagunas defensivas. Kike Pérez se midió y le ganó cada duelo a Correia para servir centros que Weissman estuvo a punto de cazar. Sin embargo, no mantuvieron la tensión los pucelanos y lo pagaron. Volvió el Valencia a estirarse, se coló Gayà hasta el lateral del área y le entregó una pelota atrás a Soler, muy libre, para que soltara un disparo seco que sorprendió a Masip.

Aceleró el Valladolid para lograr el empate viendo cómo era anulado un tanto de Vallejo, pero el empate lo estrelló Orellana en los postes de Jaume.

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