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El viejo truco que funciona otra vez a Zidane

En el peor momento, el entrenador saca adelante al Madrid, que no falla en las cita clave y sostenido por los centrocampistas

Luka Modric, ante el Atlético, este sábado.

Zinedine Zidane presume de vivir ajeno a ese volcán de turbulencias que cada semana suele desatarse a su alrededor. No es un místico, ni siquiera un estoico, pero conoce mejor que nadie lo que significan las exigencias en el Real Madrid. Y actúa en consecuencia. En sólo siete días, ha sabido dar vuelta a una situación crítica, que amenazaba el futuro de su equipo y su propia continuidad en el banquillo. Lo ha logrado con sencilla lucidez. Sin dejarse arrastrar por la desesperación o el hastío. De la eliminación en la Champions, al liderato de grupo. De alejarse a 12 puntos del liderato a opositar de nuevo al título de Liga. No falla en los partidos clave, ante rivales de primer nivel.

El triunfo del sábado en el derbi reafirmó a Zidane en sus viejas convicciones, las que llevaron al Madrid a la cima de la Champions. Gracias a la calidad de sus centrocampistas, dominó al Atlético hasta reducirlo a su mínima expresión. Luka Modric, por la derecha, y Toni Kroos, desde el otro flanco, dieron fluidez a la posesión para conectar con Karim Benzema, el hombre que otorga sentido a todo el ataque. Cada vez que el croata intentaba ganar la línea de fondo, Diego Simeone enloquecía en la banda, exigiendo más atenciones a Joao Félix. En cada cambio de orientación del alemán y en cada descarga al primer toque del francés crujían los ejes rojiblancos. El orden del esquema, como había sucedido tres días antes frente al Borussia, desestabilizó al del adversario. Y desde esas posiciones asentadas resultó mucho más fácil imponer la presión, su otra herramienta básica.

El poder del talento ha provocado el desequilibrio y un menor desgaste en las piernas. Especialmente en las del núcleo duro de la plantilla, al que Zidane sigue confiando los partidos decisivos. Desde la tarde en el Pizjuán, sólo se contaron dos leves matices (Nacho Rodrygo) en su equipo titular. Para los tramos finales quedó Marco Asensio, pero no concedió ni una sola oportunidad a MarceloIsco Militao. Particularmente llamativa fue la apuesta ante el Gladbach, cuando Sergio Arribas adelantaba al malagueño en la rotación. El mensaje a propósito del canterano guarda relación con el caso de Lucas Vázquez, la gran sorpresa en las últimas semanas. Desde el partido de San Siro, el gallego ha ido alternándose a diferentes alturas de la banda derecha con una aplicación y un acierto del que quizá ni él mismo se creía capaz.

El Madrid también necesita a este tipo de entusiastas para no acomodarse, para no salir de inicio como ante el Alavés, para no hundirse tras el descanso como en Kiev. El mismo Zidane ha admitido públicamente que sus jugadores precisan de estímulos fuertes y situaciones límite. Quizá por eso, tras el ridículo ante el Cádiz llegó el concluyente triunfo del Camp Nou. Y sin Benzema ni Ramos se ganó de forma solvente en Milán. De modo que el gran desafío ahora será mantener esa intensidad ante rivales de la zona baja de la tabla. Antes de vacaciones aguardan dos semanas sin descanso, desde el martes, en Valdebebas ante el Athletic, hasta el día 30 con la visita a Elche. Por medio, otros dos equipos muy lejos de su mejor momento, como Eibar y Granada.

La premisa es alcanzar ese ritmo de crucero con que se fraguó el título de Liga el pasado verano. En aquellas 10 jornadas, pleno de victorias, con sólo cuatro goles en contra. De modo que no parece casualidad que en estos tres últimos triunfos, Courtois tampoco haya encajado una sola vez. El portero belga sólo debió intervenir ante dos remates del Sevilla, uno del Gladbach y el cabezazo de Saúl en el minuto 81 del derbi. «Estamos creciendo, jugando mejor, siendo sólidos y trabajando como un equipo», valoró Casemiro, que tras dos meses muy irregulares se perfila tan esencial para el anclaje como repentino para el gol.

Y es que aún necesita mejorar mucho el Madrid en el área rival para competir con los mejores de Europa, donde jamás se puede fiar todo a un saque de esquina o un penalti. No se trata sólo de la capacidad para el remate de Benzema, sino de integrar a Vinicius, empeñado en pedir el balón al pie y no en eliminar rivales con su imprevisible uno contra uno. La enésima lesión de Hazard ha reabierto la puerta al brasileño, más retraído que de costumbre desde el extremo izquierdo. Su balance en esta semana se redujo a ocho regates y 38 balones perdidos. Pero nada tan preocupante como que su incapacidad para colocar un solo centro bien dirigido hacia un compañero. Tampoco se puede esperar demasiada precisión en Mendy, por lo que el peligro se ha terminado inclinando hacia el otro lado, con Lucas Vázquez y Rodrygo. Con todas estas variables deberá seguir trabajando Zidane, el único técnico desde los tiempos de Luis Molowny, que enlaza siete derbis seguidos de Liga sin perder.

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