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Menos de cinco segundos fueron suficientes para comprobar en qué se diferencian el Castellón de Óscar Cano del de Juan Carlos Garrido, que se estrenó con una victoria (2-0) ante el Sporting. Nada más sacar de centro, los albinegros enviaron el balón al área, dejando a un lado los circunloquios futbolísticos y mostrando sus cartas desde el principio. Para ese fútbol más directo y vertical, ningún delantero mejor que David Cubillas, titular en el estreno del técnico valenciano, toda una declaración de intenciones. Pasó también a la historia la defensa con tres centrales. Garrido optó por su clásico 1-4-2-3-1, con Iago Indias y Víctor en los laterales. Y la gran novedad, el regreso de Carles a una medular en la que compartió el doble pivote con Gus Ledes.

El centrocampista castellonense ejemplifica como nadie una de las virtudes que pide Garrido a su equipo: equilibrio. No fue la mejor versión de Carles, algo lógico tras su larga ausencia, pero fue suficiente para que el Castellón recuperara cierta solvencia defensiva que tanto le ha faltado en la primera vuelta.

Salvo algunos desajustes en el primer tiempo que costaron algún susto, como un remate de Cristian Salvador que se estrelló en el poste y un tiro de Djuka que solventó Campos con algún apuro, el conjunto albinegro ofreció una de sus versiones más sólidas del curso. No en vano, fue la tercera vez que logró mantener su portería a cero desde que arrancó la temporada.

El Castellón empezó siendo fiel al ideario de su entrenador, con una presión alta para dificultar la salida del rival, pero fue reculando a medida que pasaban los minutos y dejando la iniciativa a un Sporting que tampoco supo muy bien qué hacer con su dominio. El conjunto albinegro terminó con un porcentaje de posesión del 26 por ciento, demostrando que, a veces, menos es más.

De momento, otra de las virtudes del equipo de Garrido es su efectividad. No es que generara más ocasiones que antes pero esta vez supo exprimirlas al máximo. El primer gol llego mediado el primer tiempo con una de esas acciones que tienen que seguir siendo importantes en esta nueva era. Marc Mateu, desde la derecha, colocó uno de esos balones con música que salen de su bota izquierda al corazón del área, por donde se elevó Cubillas para marcar con un cabezazo canónico, cruzando el balón al segundo palo, lejos del alcance del portero.

Quien más cerca estuvo del delantero fue Rubén Díez, mediapunta cuando tocaba atacar y un segundo delantero a la hora de defender. El aragonés sacó a relucir en un par de acciones su clase, más determinante cuanto más cerca del área está, como en la jugada del segundo gol. Si no fue una acción ensayada lo pareció. En cualquier caso, salió perfecta desde el saque de banda de Iago Indias, la prolongación de cabeza de Cubillas, el sombrero de espaldas de Rubén y el remate de primeras de Gus Ledes, imparable.

Si en algo tendrá que seguir insistiendo Garrido en estas primeras semanas es en los mecanismos defensivos de unos jugadores que continúan cometiendo errores de bulto, aunque esta vez no pasaron factura. Gálvez fue con todo a cortar un balón filtrado al área y, en su ímpetu, se llevó por delante a Carmona, que se encargó él mismo de lanzar el penalti después de que Djuka hubiese fallado el último que tiró. No fue mejor la solución, pues Campos le adivinó la dirección y selló una victoria muy necesaria para un Castellón que, a falta de ver cómo va evolucionando, demostró ser más pragmático en el debut de Garrido.