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Entrevista a Álvaro Cervera: «Yo entreno para ganar, no para jugar bien»

El Cádiz de Cervera promedia un 36% de posesión y es la revelación de la Liga Santander. El técnico defiende su estilo en EL MUNDO: «Nos manejamos según el rival, no podemos hacer maravillas».

///NO UTILIZAR SIN CONSULTAR CON FOTOGRAFÍA/// ELCHE, SPAIN -...

Álvaro Cervera nació en Santa Isabel, cuando la actual Malabo todavía pertenecía a la Guinea Española. Era 1965 y su familia fue una de las miles que formó parte de la descolonización española en África. Su memoria comenzó a acumular recuerdos en Santa Cruz de Tenerife, donde ya llevaba un balón pegado a los pies, en una carrera futbolística de la que él siempre estuvo convencido: jugó en Primera con el Racing de Santander, el Mallorca y el Valencia, y hasta debutó con la selección española. Tocó techo. Todo lo contrario que sus éxitos como entrenador del Cádiz, un destino y un trabajo inesperados que hoy le consolidan como el entrenador de moda de la Liga Santander. El líder del matagigantes charla con EL MUNDO después de vencer al Real Madrid en Valdebebas y al Barcelona en el Carranza, todo con un estilo diferente al famoso tiki-taka español, alejado del talento técnico del propio Cervera como jugador, con el cuarto presupuesto más bajo del campeonato (41 millones) y con un Álvaro Negredo de 35 años como estrella. «Eso de ‘jugar bien’ empieza en ganar. Si al salir al campo me preguntan qué es lo que quiero, contestaré que ganar, no jugar bien».

Nació en la antigua Guinea Española. ¿Cuándo empieza su interés por el fútbol?
No tengo recuerdos de Guinea. Los primeros los tengo ya en Canarias, recuerdo que desde pequeño me gustaba el fútbol y siempre estaba con un balón en la mano. Siempre me quise dedicar a ello. Vivía en Tenerife y allí empecé a jugar, dando los pasos que da cualquiera hasta que me trasladé a Santander, al Racing, y a ahí empieza todo.
¿Y su interés por ser entrenador?
Eso todo lo contrario. Yo dejé el fútbol porque sufrí muchas lesiones, jugaba y vivía con dolor y casi todas me llevaban al quirófano. Lo dejé joven, con 30 años, y acabé hastiado. Las lesiones, las cosas que te pasan, la indiferencia, el comportamiento de mucha gente… Abandoné y me fui a casa. No tenía claro lo que quería hacer después de retirarme y al final, como siempre estás relacionado con el fútbol porque tus amigos son los que haces ahí, crearon una academia en Valencia y lo cogí con ganas. Después, mi amigo José Luis Oltra estaba entrenando a un equipo y yo en vez de estar en casa pues le acompañaba. Así fue.
Ahí empieza una aventura por muchos equipos de Preferente, fútbol base, Tercera y Segunda División B hasta que por fin, casi diez años después, tiene la oportunidad del Recreativo en Segunda y del Racing en Primera en 2012. ¿Cómo de difícil es llegar a entrenar en las dos máximas categorías?
En el fútbol profesional hay muchos entrenadores con nombre porque han sido grandes futbolistas y les dan esa oportunidad, y otros que son grandes técnicos. A mí me ha costado porque nunca he tenido esa obsesión. Cuando era jugador sí la tenía, quería ser bueno, llegar a Primera y ser internacional. Dependía de mí. Pero como técnico nunca fue así, no tenía la obsesión de llegar a un gran equipo. Quería sentirme útil, trabajar y que me gustara. Nunca me he puesto en el mercado. Tuve la oportunidad del Racing en Primera, unos partidos, pero creo que yo no estaba preparado para ese vestuario y esa categoría, no lo aproveché. De Primera pasé a Segunda B, sin prisa, y hace cuatro años me llegó la oportunidad del Cádiz.
¿Cómo va creando su idea futbolística?
La idea del equipo siempre es la misma, lo que varía son los jugadores. Yo no pongo impedimentos al jugador, sólo a las situaciones. Si tengo futbolistas capaces de crear situaciones sin que el equipo se resienta, no corto esa ala. Pero si hay jugadores que por su forma de jugar te dan y te quitan, intento que lo que te quitan desaparezca, y si no lo consigo el que desaparece es el jugador. No me gusta que el rival se acerque y que mi portero sea el mejor, me gusta ver los partidos tranquilo. Y yo estoy encantado con que mi equipo ataque, siempre he tenido equipos entre los más goleadores, pero también entre los menos goleados porque la defensa es tan o más importante.
Su Cádiz tiene el menor % de posesión de LaLiga, un 36,7%, y contra el Barça sólo le hizo falta el 17% para ganar. Decía usted el otro día que cuando mejor han defendido han ganado y que cuando mejor han atacado han perdido. ¿Eso a qué se debe?
En el fútbol hay un concepto equivocado: «El que mejor juega, gana». O «el que mejor juega da más pases». No. No es así. En la victoria del otro día contra el Barça la gente no se dio cuenta de una cosa: hay dos goles en propia puerta y el otro es un error inusual. En el fútbol no sólo se trata de acertar, sino de no cometer errores. Es más fácil dejar de cometer errores que acertar, es así de simple. A veces me cuesta que los jugadores lo entiendan, pero es así de sencillo. Entiendo que el fútbol es un espectáculo y que a la gente no le gusta lo defensivo, pero yo tengo que hacer bien mi trabajo y mi trabajo está hecho cuando hay resultados. ¿Me gustaría que la gente se divirtiera? Sí, pero me gusta que el equipo gane.
Con el Cádiz se demuestra otra vez que al fútbol se puede jugar ‘bien’ de muchas maneras, que no hay un pensamiento único.
Hace unos años asistí a una charla de un entrenador que dijo una cosa que se me quedó grabada: «Jugar bien es llegar y que no te lleguen». Cómo hagas eso depende de muchas variantes, del estilo del contrario y cosas que no puedes manejar. Si yo llego siete veces y el contrario cinco, no he jugado bien. Si llego siete y el contrario cero, sí. Ahora se ha instalado que jugar bien es dar muchos pases. Seguramente si hacemos un examen y preguntamos qué equipos han jugado bien en los últimos años, 18 de 20 respuestas dirán el Barcelona de Guardiola. ¿Los demás no jugaban bien? No es verdad. El Barça lo hacía y ganaba, por eso nos acordamos. Otros no. Y es que jugar bien empieza por ganar. Con este tema siempre se acaba hablando de Guardiola porque hay muchos imitadores que no se recuerdan porque no han ganado. ¿El Liverpool de Klopp juega bien? Estupendamente, pero no tiene un estilo de posesión. El Bayern no se distingue por el toque pero no se puede decir que no jueguen bien. Y el Atlético, por ejemplo, es el menos goleado y el líder, no se puede decir que no juega bien.
El mayor enemigo futbolístico de Guardiola fue el Madrid de Mourinho, con un estilo de contraataque totalmente opuesto.
El contraataque, que en los deportes de equipo es un arma fundamental, en el fútbol se usa con sentido peyorativo. «El que juega al contraataque es malo y cobarde», se dice. En el Madrid, por ejemplo, me parece que el hombre clave es Casemiro, pero se habla más de otros jugadores. Cuando él está en el campo, el Madrid es más equipo. Es un futbolista espectacular.
Usted como jugador era técnico, con talento y buen toque de balón. Se supone que ese tipo de futbolista luego querrá jugar ‘bonito’.
Yo no gané nada como futbolista. Me divertí, jugué en buenos equipos… Pero dependía siempre del contrario. Como entrenador me gusta depender de mí. Que cuando estemos bien ganemos y cuando estemos mal podamos ganar, porque hay equipos que cuando juegan bien ganan y cuando juegan mal pierden, a mí eso no me vale. «Es que ha sido mejor el otro», me da igual. Yo entreno para ganar, no para jugar bien.
¿Es más facil jugar a lo que juega el Cádiz que a un estilo de posesión?
Sí, es más fácil, más simple, pero tiene su trabajo. Si alguien piensa que lo que nosotros hacemos no tiene trabajo se equivoca, lo practicamos durante el año y nos lleva a ser mejores. Hay dos datos de los partidos contra Barça y Madrid que seguramente no hayan salido: ante el Barça no nos sacaron ninguna tarjeta y ante el Madrid sólo hicimos cinco faltas. Tenemos una forma de defender para que el equipo pueda sacar partido, no se trata de ‘todos atrás’ o ‘a por el balón’, vemos la salida de balón de un jugador importante, no saltamos si el delantero es bueno… Muchas cosas según el rival.
Decía usted hace poco que «lo único que convence a los jugadores son los resultados». Otra vez, alejado del romanticismo de creer en una idea más allá de los puntos.
Llevo cuatro años en el Cádiz y todo jugador que viene aquí sabe dónde viene. Aquí se entrena fuerte, con alegría, no fichamos a un mediapunta que pida la pelota de espaldas ni extremos a pierna cambiada. Nuestro objetivo es la salvación y sabemos que al final estaremos abajo luchando. Nosotros no hacemos lo que queremos en el campo, nos manejamos según el rival, dificultando su partido y teniendo algo de suerte a veces. No podemos hacer maravillas y jugamos como podemos.
Menciona los entrenamientos «fuertes y alegres». ¿Cómo son?
Entrenamos mucho robo y contraataque porque es lo que vamos a hacer en los partidos y casi no entrenamos salida de balón. Y luego es importante el físico, hay una exigencia brutal, los futbolistas van al límite y hay que estar bien. Las lesiones existen y seguirán existiendo, pero el equipo que no tiene lesiones está más equivocado que el que las tiene.
¿Cree que esa idea de ‘jugar bien’ se ha instalado los clubes de la liga sea como sean las plantillas? ¿Cuántos equipos pueden jugar así?
Me hacen gracia los equipos que supuestamente se forman para jugar bien y estar arriba y cuando la cosa se complica fichan a un entrenador diferente, más defensivo y resultadista, pero mantienen a los mismos futbolistas. No sé dónde está el criterio. Es como el equipo que desciende, todos los que descienden cambian de entrenador y a lo mejor el error no está ahí.
Según usted contra el Barcelona hicieron una defensa «de balonmano». ¿Se fija en otros deportes?
Fue una frase sin más. Pero en el balonmano la clave es que se tira de fuera y te hacen daño cuando encuentran superioridad en los extremos. Nosotros queríamos permitir el juego por el centro pero no por fuera, ese era el diseño. La mayoría de los goles del Barcelona… No es que se metan con el balón en la portería, pero podrían. Si podíamos limitar algo de su juego, era justamente eso.
Explíqueme cómo recuperan para la causa a Álvaro Negredo después de dos años en los Emiratos.
El presidente le conocía de su época en el Sevilla y confió en él. Al principio tienes dudas porque viene de una liga que no es muy competitiva, pero las dudas nos las quitó desde el primer día. Negredo no ha venido al Cádiz a retirarse sino a echar una mano.

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